A veces me gusta pensar en las bodas que me llegan como en una especie de red muy entrelazada en la que todos los invitados (de todas ellas), de alguna u otra manera se conocen y, por ende me conocen a mí, que bien podría servir de nexo de unión entre muchas personas; Algo parecido a lo que ocurre con el número Bacon o los famosos seis grados de separación.

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Maribel y Nacho tienen un récord conmigo. El de haberme confiado con la mayor antelación posible su reportaje de boda, hace cosa de más de un año. Además que fue amor a primera vista, como solemos bromear, porque desde el primer día ya supimos que la cosa iba a ir para adelante.

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